Alejandro Nava Femat | @alexnavafemat
“China es un gigante dormido. Déjenle dormir,
por que cuando despierte, sacudirá al mundo”
Napoleón Bonaparte
En un hecho histórico y tras ocho años de intensas y complejas negociaciones, 15 países de Asia y Oceanía firmaron el mayor acuerdo de libre comercio del mundo, la denominada Asociación Económica Integral Regional (Regional Comprehensive Economic Partnership, RCEP por su siglas en inglés) emerge como un nuevo y poderoso bloque geoeconómico tecno-comercial conformado por China, Japón, la República de Corea del Sur, Australia y Nueva Zelandia, más los 10 países que integran la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Association of Southeast Asian Nations, ASEAN) Indonesia, Tailandia, Singapur, Malasia, Filipinas, Vietnam, Myanmar, Camboya, Laos y Brunei.
Por medio de videoconferencia debido al coronavirus, y adaptando los protocolos necesarios que impone la nueva realidad viral, el domingo 15 de noviembre del 2020, en el marco de la XXXVII Cumbre de la ASEAN con Vietnam como país anfitrión al ejercer la presidencia rotativa en turno, cada jefe de Estado y de gobierno en compañía de su ministro de comercio respectivo, llevó a cabo una ceremonia la cual se transmitió en línea de manera conjunta y en la que se concretó la firma del mega acuerdo comercial regional.
El RCEP tiene como objetivo eliminar hasta en un 90% los aranceles a las importaciones del 65% de los productos de los Estados miembros en los próximos 20 años, abarca una población de 2,200 millones de consumidores –casi un tercio de la población del planeta– representará alrededor de un 28% del comercio mundial y un PIB combinado de aproximadamente 26.2 billones de dólares (22.14 billones de euros) equivalente al 30% del PIB global, según datos de Mónica Mena Roa para el portal alemán de estadísticas en línea Statista.
El mega acuerdo elimina impuestos en un 61% de las importaciones de productos agrícolas y pesqueros de los 10 miembros de ASEAN, Australia y Nueva Zelanda, así como un 56% de China y un 49% de la República de Corea.
De igual forma establece reglas, contempla protección sobre la propiedad intelectual, abre capítulos en inversiones, telecomunicaciones, servicios financieros, comercio electrónico y de bienes, estipula mecanismos para la resolución de disputas entre todos los países firmantes, lo que incentivará la asociación, desarrollo y fortalecimiento de las cadenas de suministro de la nueva súper alianza regional.
Es importante destacar que el mega acuerdo contempla un componente estratégico para el bloque en su conjunto: la cooperación tecnológica, que tiene como objetivo reducir la brecha de desarrollo entre los países de la región, es decir, utilizar la transferencia de tecnología -contemplada en las cláusulas del pacto- hacía los países menos desarrollados. En este rubro China juega un papel determinante con sus avances tecnológicos a bajo costo, el liderazgo de su avanzada red 5G nutrida con su alto desarrollo en Inteligencia Artificial (IA) y la reciente creación de su súper computadora cuántica que es 10 mil millones de veces más rápida que la máquina "Sycamore" de Google presentada en el año 2019, para lo que el gobierno del presidente Xi Jinping invierte 10 mil millones de dólares en la construcción del Laboratorio Nacional de Ciencias de la Información Cuántica.
En este contexto de armonización y complementación tecnológica del mega bloque en la era digital, no sólo los países de menor desarrollo se verán beneficiados, la propia China, que sigue muy lejos de cumplir sus ambiciones de convertirse en una potencia en la fabricación de semiconductores (chips), podrá beneficiarse eventualmente de sus nuevos socios: Japón como potencia en robótica y la República de Corea del Sur, país que actualmente es tercer productor mundial de chips a gran escala y el cual podrá dotar de tecnología propia, investigación y desarrollo (I+D) otorgándole la necesaria “piedra angular” requerida, en su visión integral de desarrollo tecnológico, un movimiento táctico del gigante asiático en la feroz guerra tecnológica que libra con Estados Unidos.
La India formó parte de 28 de las 31 rondas de negociaciones para conformar el nuevo súper bloque, pero anunció su retiro -acordado con todos los miembros- en 2019, durante la cumbre de la ASEAN en Bangkok, debido a “importantes cuestiones pendientes que siguen sin resolverse”. La decisión del primer ministro hindú, el nacionalista Narendra Modi, derivó en la preocupación de que su entrada al RCEP expondría a productores y fabricantes indios a una tormenta de importaciones baratas, principalmente de manufactura China, -país con el que alcanzó un déficit comercial de 48,600 millones de dólares en el año fiscal 2019-20 según estadísticas oficiales indias- un flujo comercial tan desigual, que habría puesto en peligro millones de empresas, industrias y empleos locales.
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El factor político tanto local, regional como el internacional, estuvo presente e influyó en la decisión de Modi para retirarse del RCEP, en el primero, apenas a finales del año pasado 2019, el Congreso Nacional de la India manifestaba que “una fuerte oposición del Congreso aseguró que el gobierno no intercambiará los intereses de los agricultores, productores de lácteos, pescadores, así como de las pequeñas y medianas empresas y los comerciantes de la India.” En el segundo, la incursión de tropas chinas en mayo del presente año 2020, en territorio indio, dejó un saldo de 20 soldados indios asesinados. Y finalmente el tercero, la guerra tecno-comercial que libran Estados Unidos y China, no daba margen para la neutralidad de la India ya dentro del RCEP, por lo que optó por entrar en un conveniente estado de hibernación con la complacencia del dragón asiático, sin enfrentarse a Washington y con la posibilidad de dejar de hibernar, para reincorporarse de nuevo al súper bloque.
La firma del RCEP es percibida en el mundo como un hito para la integración económica en la región Asia-Pacífico, una victoria al multilateralismo y el libre comercio y un triunfo de China para contrarrestar –no eliminar– la influencia de Estados Unidos que creció en esa región durante el gobierno de Barack Obama. Lo anterior lo confirma el Director del Centro Chino de Derecho Comparado, de la Escuela de Leyes de la Universidad de Hong Kong, el profesor Wang Jiangyu, el RCEP acabará con la hegemonía de Estados Unidos en el Pacífico Occidental, para dar paso a un nuevo regionalismo abierto.
El RCEP es sin duda, la evolución natural de la integración asiática, eje fundamental que impulsará el estratégico corredor económico de la Ruta de la Seda en todas sus vertientes y ramificaciones geopolíticas, siendo China la fuente clave de importaciones y principal destino de exportaciones del nuevo mega bloque, que tiende con firmeza a establecer una sinergia de la región Asia-Pacífico como el nuevo centro de gravedad geoeconómica mundial.
En los países asiáticos, particularmente en China, la astrología como ciencia o creencia, tiene tal importancia y relevancia que rige a toda una sociedad, al grado que los embarazos se planean conforme a los signos, y en muchas ocasiones las agencias de reclutamiento de personal eligen o no a una persona basados en su horóscopo. El año nuevo Chino esta por llegar, dará inicio el 12 febrero del 2021, será el año del búfalo, según la astrología china, este signo representa la prosperidad, gracias al trabajo fuerte y a la determinación, debido a que es su año, extenderá su control sobre el resto de los animales del zodiaco, en estos términos, convicciones y dogmas, la región Asia-Pacífico lidereada por China, inicia con la conformación de un mega bloque geoeconómico tecno-comercial -de cara al mundo- su nuevo año.