Poner orden; esa es la frase que repite una y otra vez el alcalde de Torreón, Román Cepeda. A su promesa le deberíamos agregar "cueste lo que cueste". La intolerancia que ha exhibido en estos 80 días de gobierno es pasmosa.
La semana pasada, un grupo de ejidatarios bloquearon una lateral del periférico Raúl López Sánchez como protesta porque el Simas Torreón les cortó el suministro de aguas para riego.
Los pequeños productores estaban solicitando un diálogo abierto y pacífico con Román Alberto Cepeda, sin embargo, en su lugar, enviaron a un Grupo de Reacción para disolver la protesta.
Para poner orden, el alcalde Román Cepeda a través de sus funcionarios, enviaron a elementos del Grupo de Reacción Laguna, una corporación policiaca con entrenamiento militar que, sin decir agua va, llegó a la manifestación para realizar detenciones, amedrentar reporteros y terminar con el bloqueo.
Román Cepeda, al ser cuestionado por las formas de los policías, argumentó que no había visto los videos, que si verdaderamente agredieron a periodistas y manifestantes ofrecía una disculpa, pero que ese tema no desviaría su atención del principal objetivo: poner orden.
El orden que busca imponer el alcalde Román Cepeda podría poner en peligro la libertad de expresión y de manifestación en la ciudad de Torreón.
Al tomar protesta como presidente municipal, Román Cepeda anunció el regreso de los GATES, ahora con el nombre Grupo Reacción Laguna. Esta corporación, en sus inicios, recibió innumerables quejas ante la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Coahuila por abusos de autoridad, uso ilegal de funciones, desaparición forzada, entre otras.
Ese mismo grupo, que ahora depende del municipio, es el brazo armado que, a través de armas y equipo táctico, patrullas blindadas y black mambas, planea intimidar y dispersar cualquier acción de resistencia en contra del gobierno municipal o estatal.
Más allá de quién tenga la razón, la represión en contra de los ejidatarios es una de las primeras manchas en la administración de Román Cepeda.
Por un lado, el SIMAS Torreón explicó que cortó el suministro porque los productores estaban regando sus tierras con aguas residuales y por el otro, los ejidatarios argumentan que lo que usan son aguas tratadas y que por más de 20 años han operado así sin ningún problema.
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En lugar de sostener un diálogo para llegar a un acuerdo, algunos manifestantes fueron detenidos con uso excesivo de la fuerza, la manifestación de disolvió y ya no se volvió a hablar del tema en medios de comunicación o boletines oficiales de prensa.
El orden de Román Cepeda enterró el tema.