¿A poco no...? | Juan Ceballos Azpe | @licjuanceballos
¿A poco no es cierto que soñar no cuesta nada? Y, aprovechando el reciente aniversario de la Virgen de Guadalupe, nada perdemos con imaginar que podemos solicitarle anticipadamente unos milagros. Empezaremos por pedirle que en los tres poderes y niveles de Gobierno se cumpla y se respete un modelo transparente de ejecución de obras, sueldos y salarios, donde los servidores ganen lo que merecen, de acuerdo con el mercado profesional, con lo que se eliminarán esquemas discrecionales que generan despilfarros, arbitrariedades y distingos entre funcionarios de una misma responsabilidad.
También se dejarán de otorgar bonos al por mayor, sin ningún merecimiento y se dejarán de realizar obras sin licitación ni diezmo. E igual, se debe incluir al Legislativo, porque en materia salarial, los senadores y diputados locales y federales son los que reparten el pastel del presupuesto y se sirven a sí mismos con la cuchara grande.
Otros milagros que no nos caerían nada mal son madurez, congruencia, profesionalismo y amor a México de nuestra clase política en todos los niveles, ya que su actuación nos tiene hundidos en el subdesarrollo social y económico y la semiparálisis legislativa. Por las actitudes que asumen diputados, funcionarios y burócratas, denotan el poco aprecio que le tienen al país, por lo que les vendría bien una buena sacudida para que tomen conciencia de que su gran responsabilidad con la nación está por encima de cualquier interés personal o de partido.
Para el presidente López Obrador le podríamos pedir a la virgen el milagro de convertir los dichos en hechos para que hable menos y actúe más, así como una buena sacudida que lo saque de su mundo de fantasía y lo ubique en una realidad que no está dispuesto a aceptar, para que comprenda que, mientras no se reconozca la existencia de los problemas, nunca podrán ser solucionados. Además, pedirle a la virgen que le aplique una generosa dosis de humildad que lo despoje de la megalomanía que tanto daño le ha hecho al país y le haga diferenciar las verdaderas prioridades nacionales de los costosos caprichos faraónicos.
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A los mexicanos podría darnos el milagro de un cambio de actitud con mentalidad triunfadora y espíritu de superación, así como grandes afanes de protagonismo cívico y político, para que, con nuestra participación en los diversos ámbitos de la vida regional y nacional, contribuyamos a salir del subdesarrollo en el que nos encontramos.
Cierto: soñar no cuesta nada y, aprovechando el aniversario de la aparición de la Guadalupana en el cerro del Tepeyac, imaginemos algunos milagros de la Virgen que, de hacerse realidad, podríamos alcanzar el nivel de progreso y desarrollo para llevarnos al primer mundo, que, dicho sea de paso, podría lograrse, si dejáramos de soñar, y todos, empezando por la clase política, nos pusiéramos a trabajar con entusiasmo, unidad y amor a la Patria, para llegar a esa meta. ¿A poco no…? ¡Ánimo!