Llegan las lluvias atípicas de septiembre y el problema recurrente de inundaciones y encharcamientos simplemente no es resuelto por las autoridades municipales y hasta estatales.
2022 fue un año particularmente seco. Las presas bajaron sus niveles de agua de manera preocupante. Llegó a estar en riesgo el ciclo de riego. El verano fue más caluroso que de costumbre. Las lluvias se tardaron en llegar, en hacer su trabajo, en hacer más amigable al clima hostil lagunero.
Las lluvias que han caído en los últimos días han provocado severos encharcamientos, particularmente en el suroriente de la ciudad de Torreón, sector en donde se encuentran algunas de las colonias más pobres y marginadas de la Comarca Lagunera.
Los drenajes se colapsan, comienza a inundarse pero de abajo para arriba. El patrimonio de las personas se pone en riesgo, los autos se quedan parados, los peatones no pueden caminar ni cruzar las calles, la rutina diaria se pervierte por la precaria infraestructura pluvial.
En 2022, el Ayuntamiento de Torreón sólo ha dedicado recurso para una obra de drenaje pluvial, misma que consta de menos de un kilómetro de tubería y que todavía no ha sido terminada.
Recientemente, el Gobierno de Coahuila, junto con el propio Ayuntamiento, anunció la inversión de 20 millones para rehabilitar el drenaje pluvial de Villa Florida, pero las obras no ha iniciado.
Pese a que en años anteriores sí se han construido cárcamos y se han ampliado redes de drenaje pluvial para que los encharcamientos no sean tan severos, la realidad es que aún falta mucho por hacer para evitar las inundaciones.
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El municipio debe hacerse responsable de todo el patrimonio que se pierda por lluvias que no son tan intensas como para provocar una tragedia.
Una cosa es una tormenta que arrasó con un municipio como el de Múzquiz, y otra cosa son las precipitaciones laguneras que, hasta el momento, no han sido tan intensas, pero que de igual manera arriesgan a la ciudadanía y a su patrimonio.
Román Cepeda, Miguel Riquelme y las autoridades que vengan en un futuro, deben poner como prioridad en sus gobiernos la instalación de un drenaje pluvial que verdaderamente resuelva la problemática.
Es necesario la contratación de verdaderos especialistas para que tracen líneas de conducción, caídas y peraltes que ayuden a que el agua circule con más rapidez y así evitar las inundaciones.
Los ciudadanos ya no pueden seguir siendo las víctimas de la incompetencia y la falta de planeación de las autoridades municipales. Aunque es una bendición, en Torreón y en La Laguna las lluvias representan un riesgo que roba el sueño y la tranquilidad.