Por José Augusto Sánchez Galindo
Sin duda la lucha por la restauración del Parque Morelos guiada por ambientalistas, profesionistas, maestros, deportistas y sobre todo vecinos puso en la agenda el derecho a la ciudad. Por décadas los cacicazgos tomaron el control de ella, y ya es tiempo de darle una nueva orientación basada en la inclusión y la equidad. Sus métodos, tecnología, estrategias, gobernabilidad la convirtieron en un rompecabezas. Estuvimos en pésimas manos políticas, técnicas, históricas y culturales por décadas, las evidencias están a la vista. Tenemos hoyos negros, muy negros, por carecer de un confiable archivo histórico y un proyecto de municipio para todos. Los fraccionadores inmorales hicieron de las suyas ante la complacencia de los técnicos y gobernantes. Ustedes saben de los que hablo, se vieron hasta desarrollos inmobiliarios sin servicios básicos, hoy ocupados por gente marginada.
El poder municipal y estatal juegan a la suma cero en el tema del Parque Morelos: CARECEMOS de educación democrática. El juego sigue en la media cancha. El estado, José Rosas Aispuro, mantiene su postura original y amenaza con “regresar el dinero a la federación”, al viejo estilo del PRI; como si modificar un proyecto fuera cosa de otro mundo. El gobierno municipal, Marina Vitela Rodríguez, ofreció una propuesta que se opone a la construcción de canchas, techumbres y velaría, a cambio de embellecer el mazacote actual. Hay distancia entre ambos proyectos, tan distante como es la relación política entre los gobiernos, para desgracia de todos. Los vecinos plantean algo diferente: la restauración del mismo.
El movimiento vecinal y los liderazgos han recibido críticas inmerecidas. Desde la supuesta venta del movimiento hasta el temor a otros gobiernos que recién instalaron otras construcciones (SIDEAPA). Todo a su tiempo. Ni una cosa ni otra tienen sustento. La lucha sigue y asumimos una autocrítica por haber permitido esas tropelías: haya sido quien haya sido.
Entonces hablamos de tres posturas: la demoledora, la remediacionista y la restauradora.
La actitud vecinal manda un mensaje político que el poder no entiende. Lo que plantea sintéticamente es su derecho a la ciudad. Por décadas el centralismo de Durango y los cacicazgos han ignorado a la gente. Ellos han trazado la ciudad conforme a sus intereses, gustos y necesidades; pasando por encima de la historia, los trazos originales y desaprovechando los enormes espacios generados por fundos legales.
La ciudad ha perdido mucho a cambio de trazos determinados por la planeación especulativa. La nueva tierra urbana abrió los ojos a fraccionadoras, que eran de los mismos políticos o asociados. La especulación con la tierra, los servicios al gobierno y el poder gubernamental se convirtieron en la fuente de la acumulación originaria de capitales de la nueva burguesía política. De tiendas y negocios marginales pasaron a las grandes ligas. Cientos de tierras, propiedad del municipio pasaron a poder de los nuevos políticos, bajo el paradigma del famoso ramo 33.
A finales de los cincuentas mi familia llegó a vivir a la bella Calzada Agustín Castro al igual que cientos de gomezpalatinos. Hasta ahí estamos hablando de trazos urbanos acumulados de por lo menos 60 años. Nuestra ciudad fue dibujada desde la primera década del Siglo XX. Los fundadores pensaron en todo: parques, plazas, mercado, iglesias, tráfico, banquetas amplias, escuelas, habitación, transporte y la gente.
La Calzada Agustín Castro era una preciosa avenida con una acequia en el centro. Arboleda de frutales la adornaban. Desde ahí se regaba el Parque nuestro. Esta zona es muy significativa por contar con los tres pilares de nosotros: Parque Morelos, el Instituto 18 de Marzo y las iglesias católicas y cristianas. Estábamos limitados por el canal de la Línea y campos de cultivo. Esas instituciones nos moldearon y nos cobijaron desde niños. Los tres campos fueron parte de nuestra vida. La gran pared que se forma entre la calzada y el parque es de los sitios de oxigenación más lindos de la ciudad, mención aparte el Club Campestre y sus calles colindantes. Las murallas de arboledas del Parque le dan calidad de vida y goce a los vecinos. Salir a bajar la cena en él es un privilegio. Caminar con los niños es un deleite (de noche hoy es imposible). Vivir en ese lugar es una ventaja, las rentas y el valor de las casas tienen la plusvalía extra por estar cerca de él. Toda esa peculiaridad lo quieren tirar con canchas y techumbres: Pretenden cambiar el bullicio por la paz actual. Intentan hacer una nueva historia basada en la pérdida de la verdadera historia. No entienden nada los arquitectos de Durango y sus jefes. No captaron la parte antropológica y urbana local. Ellos sólo vieron la parte de la ingeniería civil, los cupos, los negocios jugosos, y listo. Ajenos a la ciudad y sus costumbres, ofertaron una propuesta incongruente con el entorno y el momento actual. Por eso se rechaza tajantemente su propuesta.
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El gobernador perdió la sensibilidad política que le conocimos. Se la juega con el constructor antes que con los ciudadanos, como si los tiempos políticos le favorecieran plenamente. No entiende que el tiempo está en su contra, y está a favor de los ciudadanos. Él dejó su jovialidad innata y su integración comunitaria local desde su alianza con el herrerismo días previos a la elección del 2016: lo cooptaron luego de que lo combatieron ferozmente (lo ablandaron). Un final infeliz para los ciudadanos que los respaldamos, un sexenio perdido nuevamente.
En cambio Marina paso de la zozobra a la seguridad. Sin conocer el proyecto la llevaron a avalarlo. Asumió no se tocaran los árboles: “no cortan ni un árbol -con el dedo índice reiteró-”. Arrastrada por la tradición, asistió, y ratificó bajo advertencia esta iniciativa.
Luego del zarpazo inicial al que asistió el diputado Cesar Aguilar y otros protagonistas, la respuesta popular se echó a andar. Diferentes asociaciones de egresados del Instituto 18 de Marzo, la FAZ, Laguna Soberana, Colegio de Arquitectos, personalidades culturales, deportistas y vecinos respondieron haciendo una serie de acciones para contener esa decisión. Cientos de firmas de usurarios del parque, cartas de apoyo de organizaciones y una poderosa red vecinal se manifestaron y siguen la lucha luego de 2 meses.
Hasta el momento la presidenta Marina, se sumó a la propuesta de los ciudadanos. Luego de varias audiencias se adhirió a la suspensión de la obra antipopular que va dirigida a alterar el entorno, en lugar de remediarlo.
El movimiento ha avanzado en una alianza (hasta el momento) con el gobierno local, pero ha recibido ataques del estado, ya son dos lonas las que quitan a arrancones de diferentes lugares, por eso cambio el movimiento sus formas de presencia a través de camisetas, y pasará a hacer otras actividades en los puntos neurológicos de la ciudad. Nada los detendrá.
Propuestas ciudadana:
La política del cansancio premeditado será derrotada llevando el movimiento a cada parque y oficina.