La ambición por gobernar a Gómez Palacio tiene a la ciudad en total abandono. En el municipio lagunero todo está mal, casi nada es bonito, casi nada sirve, casi nada funciona.
Las campañas electorales para renovar la presidencia municipal de Gómez Palacio están más intensas que nunca. Por una parte, Marina Vitela, a través de Betzabé Martínez, busca a toda costa mantener el control en la ciudad. Quiere seguir en el poder a través de la joven de 31 años que fue amadrinada por Vitela desde que inició su administración.
Betzabé, sin mayores antecedentes más que haber sido directora del DIF durante esta administración, tiene la oportunidad de gobernar al segundo municipio más importante del estado de Durango. Así las cosas, buscar el poder por el poder mismo lleva a elegir perfiles obedientes y que le deban su lealtad a personas que están buscando otras posiciones.
Leticia Herrera está trabajando para ser alcaldesa de Gómez Palacio por tercera ocasión en su carrera política. En las dos anteriores, Herrera no hizo absolutamente nada por el municipio. Gómez Palacio está tan rezagado y tan abandonado, que cualquier proyecto bueno que se ejecute se va a notar, sin embargo, Leticia, en ninguna de sus dos administraciones, quiso coordinar un proyecto que verdaderamente dejara cosas buenas para las y los ciudadanos.
Buscar el poder por el poder mismo, demostrar que la familia Herrera aún reina en Gómez Palacio, que todavía fungen como los caciques que todo lo pueden y que todo lo compran.
Si Gómez Palacio está rezagado es porque nunca ha sido gobernado por personas con visión y con ganas de sacar adelante al municipio; no hay agua, el pavimento está en muy mal estado, las escuelas olvidadas, hay pocos empleos bien pagados, la violencia familiar está que arde, los robos no cesan. Gómez Palacio está olvidado y los Herrera siempre se han ocupado por sus negocios, no por promover el desarrollo.
El electorado está en un dilema. Votar por Betzabé Martínez sería refrendar la pésima administración municipal que dejó Marina Vitela; no hubo obra pública, no mejoraron los servicios, la ciudad está más deteriorada; Vitela brilló por su ausencia, utilizó tiempo y recursos para trabajar en su candidatura a la gubernatura, no para sacar adelante a Gómez Palacio.
Por otra parte, votar por los Herrera representaría regresar a lo mismo de siempre; a los cacicazgos, a la falta de proyectos de inversión, a los hechos de represión como los que sufrieron los habitantes de Dinamita y comunidades aledañas por resistirse a la instalación de una planta de cianuro de sodio. Votar por Leticia Herrera sería refrendarle el poder a una familia que se ha hecho millonaria a costa del pueblo gomezpalatino. Basta recordar que, hasta la fecha, la UIF continúa investigando a Leticia Herrera y a su ex tesorero por presuntos desvíos de recursos durante su última administración municipal.
Marina Vitela ganó la presidencia municipal de Gómez Palacio con menos del 30% de participación ciudadana. La gente no le interesó, venían de un gobierno muy desafortunado de la propia Leticia Herrera. La fe se había apagado.
Fue así que Marina llegó al poder con el mismo discurso que promueve el presidente López Obrador. Las pocas personas que participaron se engancharon y votaron por ella. Le dieron el triunfo y Vitela, en cambio, les dio su desdén y los ignoró por completo.
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La última esperanza que tuvieron los gomezpalatinos para vivir un cambio fue con Marina Vitela y no pasó nada.
Ahora, el electorado estará entre refrendar a Marina a través de su "casi hija" Betzabé Martínez, o regresar a lo mismo de siempre con Leticia Herrera. ¿Mas vale un viejo por conocido que un viejo por conocer?, ¿mejor dar el beneficio de la duda a Betzabé? Al final de cuentas, lo único que sí es real, es que Gómez Palacio está abandonado y que resiste, únicamente, por el valor y el trabajo de su gente.
