Esta carta editorial va dirigida a ti, gobernador Miguel Riquelme y a ustedes, aspirantes a la alcaldía de Torreón. Esto no es una petición, es una exigencia ciudadana.
Torreón duele. Con la nueva actualización del INEGI, es la penúltima zona metropolitana en materia de nivel salarial, es una ciudad y región mal conectada, sus calles están lastimadas y llenas de cicatrices, sus camellones secos y descuidados. Todo, en general, no funciona.
Torreón, así como el cáncer que abunda en la salud de sus habitantes, padece de males crónicos. Todos los problemas que hoy aquejan a la ciudad no son de hace un año o dos o tres o cuatro. La falta de agua, por ejemplo, tiene, al menos, dos décadas y nadie ha resuelto nada. Las malas administraciones de los Sistemas de Aguas, los cacicazgos dentro de las oficinas municipales, las políticas recaudatorias a través de la dirección de tránsito y vialidad y la violencia sistemática que imprimen los policías son conductas comunes que han ido trascendiendo a través del tiempo.
Esta editorial no tiene la intención de hacer proselitismo político, o de manchar la imagen de la actual autoridad municipal. Lo principal, es dar a entender que Torreón se ha convertido en un simple botín político. Nada ni nadie, en los últimos años, ha hecho algo interesante por rehabilitarlo.
La pandemia, además, agravó otros problemas que venían subiendo, tales como la violencia familiar, de género, el desempleo y el alza en robos a casa habitación, autos y peatones.
Torreón, dueles, dueles hasta la médula. La ciudad está hecha pedazos. Ni Zermeño ni Anaya ni Pérez ni Olmos ni Riquelme ni otra vez Zermeño ni los de antes han hecho nada por sanar las heridas.
La ciudadanía, por otro lado, está avocada a trabajar, a sacar adelante sus proyectos, a sus familias o al menos su alimento diario, pero se ha olvidado de la colectividad, de la organización, de las protestas, de las peticiones, de las exigencias, de la presión.
La única excepción fueron las mujeres, quienes en los últimos años, han tomado las calles para exigir justicia, equidad, igualdad y fin a la violencia. Ellas y solamente ellas, han entendido que el diagnóstico de un problema social se visibiliza a través de la protesta y la organización.
Te puede interesar: La ruta para identificar que Torreón está olvidado
Salvo ellas, y los colectivos de búsqueda, el resto de la ciudadanía permanece dormida. Todos los días se quejan por su mal salario, por el precario pavimento, por el desabasto de agua, por la rapiña, por el calor, por las políticas recaudatorias, pero nadie se organiza y nadie hace nada.
Hoy, a través de esta carta editorial, le pedimos a Miguel Riquelme, a Jorge Zermeño, a Luis Fernando Salazar, a Marcelo Torres, a Miroslava Sánchez, a Román Alberto Cepeda, a José Ángel Pérez y a quien se sume a la lista que se olviden de sus intereses partidistas y personales, que tomen los problemas que aquejan a la ciudad y les den solución, que finquen proyectos completos, pensados en el mediano y largo plazo, que escuchen y diagnostiquen las principales carencias y hagan todo lo posible para remediarlas.
Hoy Torreón duele. Está enfermo y necesita ayuda. Esto no es de hoy, ni de ayer, es de décadas y nada ha hecho nada por revertirlo.