Crónica: la Coyote Art Week, un exitoso viaje multisensorial

Llegué al Hotel Galicia con mi cámara y ganas de criticar, la neta, porque todo lo del arte es así, una excusa para sacar a relucir mi esnobismo culposo. Fui el viernes de la Coyote Art Week y honestamente salí contento, satisfecho y con nada más que halagos.

Debo decir que primero estaba prejuicioso, porque de entrada "Coyote Art Week", así en inglés, activó mi sentido antimamador. Ha de ser otra propuesta pretenciosa, pensé. Ag. "El arte" desde el privilegio; eso que entiendo como un bien humano, como otra versión no escrita para contar historias, perspectivas, para transmitir y conmover, ensuciada por una indisposición conceptual, lejos del entendimiento y la economía popular.

Me decidí a ir porque durante la semana un montón de personas empezó a presumir su visita, asegurando que estaba interesante. Pues bueno.

El picadero que solía ser el Hotel Galicia estaba bien arreglado, limpio y resanado de algunas partes. Alcancé a notar un techo parchado con cartón justo encima de la barra que en sus tiempos mozos parece haber sido la recepción.

Compré cerveza antes de pasear por los cuartos donde se montaron las exposiciones. Atendieron bien, amable. Pedí una bebida de fresón, Amstel Ultra, y luego subí las escaleras para impresionarme con el hermoso vitral que adorna el rellano y entré al segundo piso.

Había mucho, mucho arte la noche del viernes en la Coyote Art Week, allá en el hotel de la calle Cepeda, frente a la Plaza de Armas torreonense. El recorrido incluyó lo que calculo son más de 30 cuartos, estos alojaban obras multidisciplinarias dentro del arte plástico: conceptuales, figurativas, hiperrealistas.

Mientras, sonaba la música de lo que fue una vez el área común del lugar, en el primer piso: electrónica, house, experimental; las paredes que en una época vieron a representantes del Cine de oro Mexicano desayunar en aquel espacio a cielo abierto y en otra vieron a zombis naufragar al lerdo ritmo que ofrece el crack, hoy veían a un grupo de jóvenes mayormente decentes mover el esqueleto, hipnotizados por los DJ, las Amstel Ultra y hondos toques de mariguana.

La exposición del Coyote Art Week

Hablemos de la expo. Tomé fotos a todo lo que vi porque esta es la parte que facilita mi trabajo cuando hay que reseñar un evento que entra por los ojos. 

Fuera de los precios exorbitantes de algunas obras, la pretensión no protagonizó el paseo. Ni siquiera las propuestas conceptuales, las cuales se absorben bien porque aterrizan en representaciones que conocemos.

Esta, por ejemplo, un montón de telas sin planchar: sábanas, toallas, fundas; colgadas como carne, pero todas arrejuntadas en medio del cuarto mientras un proyector reproduce escenas íntimas sobre el desmadre central. La imagen se descompone por todos los relieves de las telas y apenas alcanza uno a percibir un pezón, un cuarto, brazos, nalgas, rostros.

coyote art week

Exposición del Coyote Art Week en el Hotel Galicia.

No la percibí pretenciosa porque se parece mucho a lo que uno vive. Recuerda al desastre de un cuarto imperfecto como todos lo conocemos y nos evoca algo instintivamente, sin que haya que explicarse: una cercanía íntima y cotidiana, un acto sexual, una escena amorosa que, en su estado natural, es así, sin planchar, desordenada.

Lo mismo con otro, jugando con las luces y los animales. Optó por un espectáculo visual, pero nada tan ensimismado. Alacranes, cuerpos, calacas, gatos y una exhibición epiléptica para darnos un toque del peyote que se echó el autor o autora en Real de Catorce. 

Obra expuesta en el coyote art week

Proyección y arte plástico en una de las paredes del hotel. Una asistente a la vista.

Además, en frente de la proyección colorida se dibujó a este personaje rústico en blanco y negro que observa con reniego. En su sombrero lleva insignias documentales y al parecer refieren un asesinato. Algún personaje será, pero no lo pude encontrar.

obra coyote art week

Las inscripciones en el sombrero del hombre presuponen un caso en particular, o la representación de algún asesinato.

Subiendo la escalera del Galicia hacia la derecha y luego al fondo a la izquierda estaba la sección de arte plástico que más disfruté. Me gustaron los bien pensados trazos al óleo en lienzo y cartón. El concepto es claro y humano, por eso me gustó.

Aquí la muestro:

El único autor que conocí de toda la expo fue al argentino de trenzas que se hace llamar Gurí. “Gurí significa niño”, me dijo en un acento argentino no tan marcado porque no era de Buenos Aires, si no del municipio de Gualeguaychú, Argentina. Él pintó al gran coyote del segundo cuarto que visité y ahora muestro.

Obra de Gurí

Obra de Gurí en el Coyote Art Week

Gurí es un muralista y artista plástico de talla mundial, como seguramente fueron otros y otras que ahí expusieron, y no es poca cosa que hayan estado en Torreón y haberlos visto exponerse en la ciudad, que además ese viernes peregrinaba a un costado del Hotel Galicia, abonando a la mezcolanza de expresiones culturales.

coyote art week peregrinaciones

Peregrinaciones a las afueras del Hotel Galicia.

Mencioné las obras que me han conmovido y sin duda fueron más, pero no las he podido describir todas, sólo aquellas que me sirven para describir el panorama de la Coyote Art Week de la semana pasada.

Luego de este párrafo dejaré una galería más del resto y, posteriormente, hablaré de mi exposición favorita, localizada en uno de los cuartos del ala noroeste del Hotel Galicia, un espacio que ha sido resaltado por luces y adornos rojos. Esto, en representación a la zona roja, o la zona de tolerancia, que una vez hubo en Torreón y que aquí se documentó.

Miss Fierce y la zona roja

Estando ahí, en uno de los cuartos rojos, me senté sobre una sillita y busqué a Miss Fierce en Instagram, le escribí para felicitarla.

"Hola Gera!!! Mil gracias que lindo! ❤️❤️", contestó la artista.

Su nombre lo encontré escrito en carboncillo en un papel que llevaba un dibujo figurativo con ese material. Cuando lo tomé, me manché de carbón los dedos. “Miss Fierce”, firmaban los dibujos y por eso la busqué.

El espacio parecía el cuarto de un personaje interesante, como de esos que salen en las series detectivescas. Con su performance visual, la autora me adentró en una ficción instantánea y, al dejar que me llevara por breves minutos, el contexto de la exposición, la Coyote Art Week y la comunidad de fiesteros, se esfumó, fue entonces cuando logré imaginar y sentir una historia, lo cual pienso que deben entregar las buenas obras de arte.

Descripción gráfica del espacio: luego de entrar, a la derecha, están empotradas en una pared cabezas de unicel portando pelucas variadas: güeras, pelirojas, castañas. Siguiendo la vista en 360 grados, aparece un baño sin puerta, la entrada está cercada por cuatro o cinco veladoras que fácilmente puedes saltar, adentro, el área de la regadera lleva una cortina hecha con tiras de plástico azules y blancas y cabezas de bebés; pasando el baño hay un armario donde se cuelgan vestidos de noche; luego, tres tocadores de madera con sus sillas y un dibujo al carboncillo por mesa; enseguida en aquél cuarto de hotel de 10 metros cuadrados, aparece un armario con más pelucas, vestidos y cosméticos; después, hay una mesa de noche con periódicos cuyo encabezado menciona a Carlos Román Cepeda González, ex alcalde, la noticia refiere algo sobre el cierre de la zona de tolerancia durante su trienio. Al final, casi de vuelta a la entrada, hay un payaso.

payaso coyote art week

Payaso en la pared del cuarto rojo.

Esta exposición en particular abarcaba un pedazo más en otro cuarto, el de enfrente, este compartía el espacio con la  barra de alcoholes que se acomodó en el segundo piso del hotel. En esta área había barriles de petróleo que funcionaban como sillas, fotografías y un montón de páginas de periódico pegados en la pared, esta segunda escenografía digamos, daba cierre a la idea completa de esta expresión artística que documentó, recordó y de alguna manera opinó sobre esa época en que Cepeda González terminó con la zona de tolerancia en enero de 1992. Tapándole un ojo al macho (literal) durante el pique de la epidemia del VIH y la terrible discriminación y violencia que sufrían las trabajadoras sexuales cis y trans en los noventas.

Salí del Hotel Galicia a las dos de la mañana con la idea de escribir mi experiencia. Coyote Art Week, pensé: “sigue sonando mamador, pero la pasé bien”. En cierta medida fue como su propia obra plástica. Con la música hipnotizante, los pasillos del viejo edificio español, el arte surtido, la experiencia a buen precio y aquella rojiza expo, se cocinó un viaje multisensorial y honestamente quedó de buen sabor, dejando el firme deseo de que hubiera más para comer. Una cada seis meses, de perdido.

entrada a la exposición sobre la zona roja en la coyote week fest

Vestíbulo que da a los dos cuartos que se mencionan y a un balcón, al fondo.

Gabino llegó a Torreón hace 18 años y hoy es el primer artista rarámuri que expondrá en la Casa de Cantera

Gabino González es un joven artista rarámuri que salió de su natal Wichaochi, en el municipio de Carichi, Chihuahua para venir a Torreón cuando era un adolescente de 14 años. No sabía hablar español, como muchas personas de origen indígena que residen en la ciudad. Sin embargo, 18 años después, Gabino expondrá su primera serie de 30 pinturas en el centro cultural conocido como la Casa de Cantera el 30 de agosto 2022.

Para dar a conocer la exposición “Ga Wi Wichimoba”, Gabino González y su maestra de arte y artista plástica, Olivia González Zamarrón, citaron a medios de comunicación en el salón principal del Centro Cultural Casa del Artista Colón (CACTO), edificio también conocido como Casa de Cantera, donde se otorgaron entrevistas individuales.

Allí, Gabino trabajaba sobre una mesa larga, concentrado en sus pinceladas. Llevaba un paliacate morado amarrado en la frente y portaba una túnica blanca y larga, de manta, típica de la cultura rarámuri, empapada de colores por sus labores artísticas con el acrílico.

En ese momento, el artista rarámuri pintaba la treintava obra de todas las pinturas que expondrá. Aún sin nombre, esa pieza mostraba en el lienzo de cartón un paisaje coloreado con tonos naranjas y amarillos. Según describió, era el atardecer en la sierra de Chihuahua.

obra que pintaba artista rarámuri

Gabino, artista rarámuri, dando pinceladas a una de las obras que expondrá.

Ese es el tono de la obra de Gabino titulada “Ga Wi Wichimoba” que se compondrá de 30 pinturas hechas en su mayoría con acrílico sobre cartón y algunas en óleo sobre cartón entelado.

Wichimoba significa “naturaleza” en lengua rarámuri y, además de eso, según relata el artista chihuahuense, también es su apellido, ya que su nombre natal es Rejoy Wichimoba.

Gabino, como se identifica ante los chabochis (mestizos), llegó a Torreón hace más de tres lustros cuando apenas contaba con 14 años. Por razones personales decidió migrar de Guachochi tan joven y desde entonces va y viene entre la sierra y esta ciudad.

En Torreón, Gabino encontró una estabilidad para comercializar las artesanías típicas de su origen y varias áreas de oportunidad para desempeñar sus talentos.

Con el paso del tiempo, la curiosidad innata de Gabino le llevó a perfeccionar su español, a estudiar por su cuenta y a conocer personas que le ayudaran a lograr sus objetivos, siempre con la conciencia y el amor que le tiene a sus orígenes indígenas.

En este camino conoció al también artista plástico y “monero” del Siglo de Torreón, Eduardo “Guayo” Valenzuela. Por medio de su amistad con este reconocido personaje del arte y el periodismo lagunero, fue que conoció a su actual maestra, Olivia González.

Gabino llegó solo a mi estudio a preguntar por clases de dibujo y de pintura. Al principio estaba un poco tímido. Bastante estresado, porque era un grupo de 14 alumnos. Estaba un poco inhibido, pero conforme fueron pasando las semanas con las clases de dibujo Gabino fue relajándose”, relata la artista Olivia González.

Por su parte, Gabino menciona que esa primera etapa fue complicada para él porque había muchas cosas que no comprendía.

De hecho, al principio, cuando yo llego a donde estaba dando clase Olivia, pues no sabía nada de español. Se me dificultaba mucho porque algunas palabras no las entendía y más aparte, pues siendo yo rarámuri no estaba acostumbrado al español y menos la técnica del dibujo y todo eso”, dijo en entrevista.

Me acuerdo que, al principio, cuando empezamos, yo no lo entendía porque decían ‘vamos a dibujar, pero hablado’ y yo no entendía eso”, explica el artista rarámuri.

Después comprendió que el dibujo hablado es una técnica de aprendizaje mediante la cual, quien dibuja (u otra persona) recuerda una escena y trata de retratarla desde la memoria.

Gabino dice que lo primero que dibujó fue la sierra y a su familia.

obra del artista rarámuri gabino

Uno de los cuadros del artista rarámuri.

Wichimoba: Pintar la naturaleza

Gabino González asegura que a él le gusta plasmar la naturaleza que lo vio crecer y pintarla porque cuando la representa recuerda cómo es vivir en ella.

De niño siempre quise dibujar a los animales que veía, sus rasgos, su forma de caminar, su forma de andar en el mundo y en el campo. Conozco la sierra como es. Conozco el camino a donde anduve y al mismo tiempo, cuando cierro los ojos, recuerdo donde yo caminaba, los árboles cómo eran, el río, cómo corría el agua, cómo eran las piedras, los peces”, el artista aseguró que de eso se trata “Ga Wi Wichimoba”, de sus recuerdos de la infancia en Wichaochi, Carichi y otras localidades como Napuchi y Tehuerichi.

En esta región, un día normal se ve muy distinto a uno cómo se vive en Torreón, una zona urbana.

En su mayoría, se podría decir que en una vida cotidiana lo que haces es sembrar, limpiar las tierras, cosechar. En el mundo rarámuri siempre andan ocupados trabajando en cosas. Los niños cuidan chivas, llevan los animales a pastar o llevan agua del río”, explicó.

Como artista, Gabino González proyecta su laboriosa costumbre. Basta verlo con la túnica empapada de colores para saber que a él lo que le gusta es concentrarse y trabajar disciplinadamente.

Su maestra Olivia relata que el artista rarámuri, además de poseer esos dotes, le transmitió algo que captó de inmediato su interés por enseñarle.

Algo que aprendí de Gabino, y que me llenó el corazón, fue que, cuando él estaba inhibido y le dije ‘vamos a platicar’ y le pregunté por qué quieres aprender a dibujar. Él me contó que cuando era niño fue a unas cuevas en la sierra tarahumara y encontró unos dibujos muy antiguos, de otros hombres de hace muchos años.

Cuando me contó eso me dio mucha ternura e interés de trabajar con Gabino y enriquecernos mutuamente. Más porque era una persona que venía como limpia de prejuicios o vicios que pueden a veces adquirir algunas personas que empiezan a aprender a dibujar”, explicó la maestra.

Además, Olivia comentó que en las clases “Gabino logró conectar con el hemisferio derecho de una manera sorprendente y salió de él su parte más genuina de expresión gestual conectada con su alma, con su estado psicológico y con sus conocimientos acerca de la vida y que salen a través de los trazos”.

gabino y su maestra

Gabino y su maestra, Olivia González Zamarrón, en el pórtico de la Casa de Cantera.

Parteaguas del arte rarámuri en Coahuila

Coahuila es el estado con menor población indígena en todo el país con apenas el 0.3% de personas.

Gabino es un residente de Coahuila y, con tantos años en las calles de Torreón, es un lagunero como cualquier otro, excepto porque destaca por su origen y, como rarámuri, está siendo un parteaguas para otras personas de su comunidad, inclusive de otras etnias, haciendo saber que el camino del artista es para cualquiera que quiera seguirlo.

A la gente de mi comunidad le quiero decir que hay muchas ramas, que sí se puede, es cuestión de tener esa iniciativa uno mismo. En la sierra hay mucho talento, porque a veces he visto en la tierra, lo que dibujan los niños, he visto que dibujan a los animales y pienso que hay mucho talento".

De acuerdo a Adriana Vargas, del Instituto Municipal de Cultura y Educación de Torreón, Gabino es el primer artista rarámuri que realiza una exposición en la reciente administración y es posible que sea el primero desde siempre, ya que la funcionaria con más de 20 años de experiencia en cultura asegura no recordar otra igual.

Wichimoba será expuesta a partir del 30 de agosto del 2022 y estará allí durante un mes. En el día de clausura, las expositoras Magdalena Montelongo, doctora en problemas de medio ambiente, María Eugenia de León, pedagoga, y la artista visual Olivia González Zamarrón, miembros de Eco Grupo Arte Natura A. C.,  darán lectura a textos sobre la naturaleza y la situación medioambiental que vivimos.

Anamorfosis de Abraham Burciaga documenta escasez de agua en mural de Torreón

En un mural de Torreón, el artista plástico Abraham Burciaga ha ilustrado un contexto realista para la ciudad. Junto a otros artistas coahuilenses, está dejando una marca artística en distintas paredes del estado; su objetivo es documentar realidades de las regiones al plasmar con vinil diferentes figuras usando la técnica de la anamorfosis.

La Ruta Anamórfica de Abraham Burciaga

El trabajo del creador José Abraham Burciaga Meza se encapsula en lo que él llamó "Una Ruta Anamórfica - Coahuila", un proyecto que propuso para el Programa de Estímulos a la Creación y Desarrollo Artístico (PECDA) y que fue elegido en la convocatoria del 2021.

Según comentó para Red es Poder, la intención de Abraham es recorrer cinco municipios de Coahuila y organizar grupos de artistas en cada ciudad para, junto con ellos y ellas, crear proyectos murales para la zona, que serán pintados con la técnica de la anamorfosis.

abraham burciaga en un mural de Monclova

Abraham Burciaga y el equipo de artistas plásticos en Monclova, Coahuila, junto al mural anamórfico que realizaron. Foto proporcionada por Abraham.

"El objetivo esencial es, tanto conocer o ir conformando equipos a las regiones o municipios que voy visitando y transmitirles la parte técnica, teórica y práctica de mi estilo anamórfico. La cual (en su técnica) es una ilusión óptica que pretende intervenir el espacio pintando uno o dos planos, o más", explicó Burciaga.

El diccionario define a la anamorfosis como "un dibujo o pintura que está deformada de tal modo que recupera su imagen sin deformaciones al mirarla desde un determinado ángulo o a través de un espejo cilíndrico o cónico".

punto de vista del mural en Torreón

Señal desde donde se debe de parar para apreciar la obra anamórfica en el mural de Torreón.

Entiéndase a la anamorfosis como una técnica de pintura o dibujo en "3D", cuya dimensionalidad funciona sólo apreciándose desde un ángulo de visión.

"La aprendí practicándola, por mi experiencia en festivales y con otros colegas que la practicaban desde hace mucho tiempo. Trabajando íbamos a la par de ellos y en equipo con ellos. Y con el tiempo pues fui como perfeccionando el conocimiento", relata Abraham Burciaga.

abraham burciaga con otra obra anamórfica en algún mural privado

Foto de Abraham Burciaga, publicada en Facebook el 7 de mayo del 2021.

"Tengo aproximadamente 6 años viajando por distintos países, haciendo festivales en Estados Unidos, en Alemania, en Italia; de los cuales, en algunas partes trabajé ese tipo de técnicas y en otros técnicas más efímeras, como el madonnari."

El madonnari, que menciona Burciaga, no se relaciona directamente con la anamorfosis, pero es otra técnica que se refiere al arte de pintar en el piso con tizas y con pasteles. En este tipo de pintura, originalmente, se retrataban "madonnas", o sea mujeres vírgenes de la cultura de Italia.

Pero volviendo a la Ruta Anamórfica que propone el proyecto del artista en cuestión, habría que regresar a que no se trata únicamente de la difícil tarea de pintar una obra con la anamorfosis, tendencia artística que es innovadora para Coahuila, sino también se trata del proceso previo, el diálogo con artistas que por pertenecer a una zona del territorio, conocen y viven el estado del lugar y la perspectiva ciudadana que revela los matices de la comunidad, como la escasez de agua en Torreón.

Intervenciones murales desde lo colectivo

"Son 5 murales en 5 municipios de Coahuila. No estamos buscando, o mi línea no va sobre un tema en particular, la idea es que, a partir de compartir y del intercambio de ideas y aumentar el proceso creativo con la gente que voy conociendo, con los equipos que se van formando en cada municipio.

Vamos aterrizando ideas respecto a temáticas sociales, contemporáneas, históricas o particulares que a cada persona puedan afectar. También rescatando un poco los símbolos identitarios de la región, para que enganchen rápido con la obra".

Para Abraham Burciaga, el objetivo de la Ruta Anamórfica en Coahuila era formar equipos y que entre todos crearan el concepto mural; y esto nace de una inquietud por compartir las técnicas aprendidas en sus viajes.

abraham burciaga pintando en

Abraham Burciaga pintando en el Lake Worth Street Painting Festival. Foto tomada de Facebook, publicada el 8 de marzo 2021.

"Desde que empecé a practicar yo esas técnicas que te menciono, hace ya varios años, pues yo las quería como implementar acá en Torreón, tanto en mi propia obra como compartirla en talleres y clases, en universidades más que nada".

Y desde entonces ha habido unas personas que les ha interesado esa práctica, ya cada uno con su temática y su particular técnica, pero ha habido gente que le ha seguido (a la anamorfosis)".

Para el mural de Torreón, cuenta el artista, "también hubo gente interesada, (pero) por cuestiones de urgencia, posiblemente, y por haberlo hecho en la semana santa, pues algunos tuvieron ahí contratiempos para acudir, pero al final resultó muy bien. Se juntaron 3 personas que me apoyaron".

La ganadería y su relación con la escasez de agua documentada en un mural de Torreón

Abraham Burciaga comenta que su mural de Torreón no tiene un título, aunque más adelante podremos ver los elementos de la pintura y el lector puede imaginarse uno, incluso descifrar los elementos particulares que dejaron los artistas en el muro.

En el caso de esta ciudad, Abraham se reunió con el artista Diego Rodríguez Macías y ambos decidieron que, en este momento, la escasez de agua es posiblemente la característica que sobresale en esta región.

Y es que en ese municipio se está viviendo un hecho sin precedentes, las fuentes hídricas se están agotando y aunque aún hay mucha agua en presas cercanas y algunos pozos de la región, lo que preocupa es que esa agua no está llegando a las zonas residenciales de la ciudad y, más bien se usa para los negocios de la agroindustria.

En Torreón ya no hay agua y la autoridad no lo acepta

En Torreón ya no hay agua

Por esta razón, la vulnerabilidad que ya lleva décadas existiendo en algunas colonias marginadas de la ciudad ha llegado a todas las zonas del municipio, por lo que el problema de la escasez se va generalizando en la región.

Según el Registro Público de Derechos de Agua, en Torreón existen 394 concesiones, de las cuales, muestra el archivo descargado del Portal de Sistemas de Información del Agua, se usan el 65% de las concesiones para uso "público urbano", solamente el 19% para uso agrícola, 7% para diferentes usos, 4% para industrial, 2.66% a servicios, 0.04% a pecuario y 0.03% está concesionado para uso doméstico.

No obstante, todas las concesiones del 65% dedicadas al uso público urbano pertenecen a los Sistema de Aguas y Saneamiento del municipio y a direcciones ejidales, cuyas administraciones suelen dirigir un porcentaje importante del agua a la agroindustria.

En este contexto, el mural de Torreón que organizaron y ejecutaron Abraham Burciaga y Diego Rodríguez, ambos torreonenses, en un muro de la esquina entre calle Falcón y calle Morelos, en Torreón, toma amplia relevancia. Aunque, según ellos, no buscaban generar un impacto crítico, sólo plasmar una imagen que proyecta una preocupación latente entre su ciudadanía.

mural en Torreón de abraham burciaga y diego rodríguez, desde lejos

Vista a distancia del mural pintado en la esquina de la calle Morelos y calle Falcón en el centro de Torreón.

Como dijo Abraham: "Particularmente mi intención no es generar crítica o polémica o tener alguna línea temática particular, sino que, conforme avanzamos, el equipo crea las temáticas que convienen o que creemos favorables".

"Nosotros partimos de la idea de tener como una lectura medianamente general del municipio, de las agravantes que está teniendo, del contexto histórico, tanto actual como desplazado hasta hace unos años atrás".

"Con base en esas ideas nos planteamos una composición que la gente... y nos pasó, de hecho, la gente rápidamente identificaba los elementos del agua y de la vaca y nos decía sus conclusiones".

Incluso, durante entrevista, cuando se señaló cierta alusión a la empresa Lala, señalada por serios abusos contra las reservas nacionales de agua en la región, Abraham comentó:

"De mi parte, el propósito de mi proyecto era hacer una descripción del plano social, cultural y medioambiental de cada sitio al que iba. No proponía hacer un mural crítico".

Descripción gráfica de la obra mural de Torreón

Mural en Torreón, abraham burciaga y diego rodríguez

Esta la obra desde el punto de vista donde funciona el efecto anamórfico.

Para la descripción de este mural de Torreón, entrevistamos al artista Diego Rodríguez Macías, quien participó como aprendiz de la anamorfosis de Abraham en esta segunda pieza mural.

A primera vista, la obra que permanecerá sin título, muestra una enorme vaca de pie en sus cuatro patas, la vemos desde su ángulo derecho con la vista hacia la calle Falcón, parece que quiere cruzar la avenida hacia un estacionamiento público que está en frente o hacia el negocio de libros usados.

"Algunos de los elementos que tratamos de capturar aquí en la obra es como una caja, un cartón de leche. Trae el símbolo del reciclaje y estampados que siempre traen. Ahí viene un pequeño logo como de un Torreón (volteado)", comenta Rodríguez Macías.

En un plano delante está en un enorme grifo plateado con una manija roja que se conecta a la vaca. El grifo suelta un agua esmeralda, un poco espesa.

"La llave mucha gente la veía como agua, pero está un poco verdosa, entonces nosotros lo interpretamos más como de agua contaminada".

ruta anamórfica en un muro de torreón

Este símbolo es como la firma de la Ruta Anamórfica de Coahuila.

"La parte azul es parte del proyecto de Abraham, el de la Ruta Anamórfica. En cada mural se está poniendo una de estas rutas como de Google Maps, un destino".

"Abajo de la vaca está una banda transportadora para reflejar este tema de la industrialización en la que la vaca, pues, en realidad es un producto y ahí está siendo transportada".

color del cielo desértico en el mural de torreón"En los colores de fondo tratamos de poner un poquito de la región, ahí con un atardecer lagunero, de esos rojos que nos regala".

Finalmente, los artistas dejaron un mensaje oculto, que ni Diego ni Abraham quisieron revelar para esta editorial. Es una frase en chino, pintada hasta arriba de la "caja" que rodea a la vaca. La pista es que es "algo que tiene que ver con Torreón". De entrada se puede pensar que algo tendrá que ver con la historia de los chinos, ¿o no?

Las casa del dolor ajeno

Frase en chino que pintaron Abraham y Diego en el mural de Torreón para la Ruta Anamórfica.

'I don't like mondays' es una obra necesaria para pensar en la salud mental juvenil

I don't like mondays se presentó el pasado jueves 10 de marzo en el Teatro Alberto M. Alvarado de la ciudad de Gómez Palacio, Durango. Una obra impactante, presentada por la compañía teatral Amargo Teatro y dirigida por Elí Montemayor, aborda el multi homicidio perpetrado por una joven adolescente de 16 años y su rifle de caza.

Contexto: el caso que 'I don't like mondays' recuerda

Brenda Ann Spencer es una asesina convicta que a ejecutó a dos adultos de la primaria conocida en inglés como Cleveland Elementary School en enero de 1979.

Spencer cometería el delito desde la ventana de su hogar, con un fusil semiautomático marca Ruger apuntó a los infantes de la primaria y disparó a matar con una puntería prodigiosa, según se dice.

Terminó con la vida de Burton Wragg, director de la institución educativa, y Mike Suchar, conserje, e hirió a varios niños y niñas que, afortunadamente, no perdieron la vida.

El caso de Brenda Ann fue muy particular porque fue de los primeros que pusieron sobre la mesa el tema de asesinos psicóticos menores de edad; con el tiempo surgieron más y hasta la fecha las instituciones educativas en Estados Unidos ya han hecho costumbre llevar protocolos de seguridad para ataques de este tenor.

Brenda Ann Spencer, además, resaltó por la frialdad con la que confesó sus delitos ya que aseguró haber disparado a sangre fría por una razón muy nimia: porque no le gustaban los lunes.

Con un semblante inexpresivo, Brenda Ann aseguró que "No me gustan los lunes. Sólo lo hice para animarme el día [...], no tengo ninguna razón más, sólo fue para divertirme. Vi a los niños como patos que andaban por una charca y un rebaño de vacas rodeándolos, así que eran blancos fáciles para mí".

I don't like mondays, la obra lagunera

I don't like mondays es una creación de la dramaturga española Aixa de la Cruz Ventosa quien, a su vez, se inspiró en la canción de la banda irlandesa Boomtown Rats, cuyo sencillo I don't like mondays, del álbum The Fine Art of Surfacing, llegó a ser el número uno de la lista de éxitos de Reino Unido.

i don't like mondays

Sin ánimos de "quemar" la historia, consideremos la imagen introductoria, congelada, para intentar dar rostro a la personalidad de la puesta en escena que se vio en el Alvarado el pasado jueves.

En esta imagen, aparecen las tres actrices y los dos actores que componen la obra, todos. Al centro podemos ver a la actriz que encarna a Brenda Ann Spencer, Denisse Reyes, actuando con un rostro inexpresivo difícil de conseguir, pero que la intérprete acierta, sin lugar a dudas.

brenda ann i don't like mondays

Detrás de ella, está el personaje quien se entiende como la representación masculina de la conciencia de la asesina, interpretada por Iván Losa. Éste carga un estéreo, también simbólico, y según comentarios que se hicieron saber desde la audiencia: "se ve más perturbador que la asesina".

Y es que Losa surge como el elemento sonriente que más detona en el auditorio la sensación de haber venido a ver una comedia y no la relatoría de un asesinato brutal. Efecto que también provoca la vestimenta de los actores y las actrices y una introducción ligera y animosa.

ivan losa en i don't like mondays

Confusión, por cierto, intencional, ya que I don't like mondays no pretende ser únicamente un drama, si no un recorrido por varias emociones y reflexiones.

A la derecha del escenario vemos al actor y la actriz que recuerdan las figuras parentales de Brenda Ann Spencer: Dot Spencer y Wallace Spencer, a quien hacen llamar "Daddy", interpretados por Gracy Martínez y Felipe Martínez , respectivamente.

papás spencer en i don't like mondays

Ambos artistas hacen buena química en el escenario, colaboran bien para hacer sentir la vergüenza que resulta luego del multi homicidio, tanto como el grado de toxicidad conservadora en la familia Spencer, la cual deja entrever una posible responsabilidad en el trastorno de Brenda Ann.

Además, la madre de la obra confiesa no haber querido a Brenda Ann lo suficiente. Justificando en cierta medida el desvío de la adolescente asesina. Aludiendo a más de una hipótesis sobre los trastornos mentales, en donde las suposiciones psicológicas aseguran que un rechazo emocional de la madre en los primeros años de vida incide en la posibilidad de desarrollar una psicopatía en el futuro.

gaby y fernando

Cabe destacar que la actriz que encarna a Dot Spencer, Gracy Martínez, realizó su última interpretación en teatro la noche de ese jueves. I don't like mondays fue una actuación especial en ese sentido, ya que se despidió Martínez de los escenarios, al menos por un tiempo, según se dijo al final de la obra.

gracy martínez

También en este resumen hay que resaltar el talento teatral del actor que representa al padre, en más de una ocasión el resueno de su voz y el buen ritmo de sus diálogos provocó silencios atinados del público, impactados por el drama que acertadamente transmite Felipe Martínez.

felipe

Como quinto elemento está Lily Enríquez, actriz lagunera de mucho talento y quien cuenta ya un montón de actuaciones profesionales cuando apenas cursa sus primeros veintes.

Enríquez interpreta a Meg, sin apellido, una de las estudiantes que iba a la preparatoria con Brenda Ann. De personalidad presuntuosa y vanidosa, Meg representa la figura del tipo de adolescente con la que la protagonista convivía y que contrasta con la identidad asocial la asesina; un rol que seguro también debió influir en las acciones de la joven Spencer que odiaba los lunes, quizá por tener que ir a la escuela y convivir con las megs de la sociedad.

lily enríquez en i don't like mondays

Te puede interesar: Inventario de Fantasmas: obra de teatro en Torreón sobre desaparición forzada y duelo

Entrevista al director de I don't like mondays en la Laguna

Esta obra, que se traduce al español como "No me gustan los lunes", es una pieza teatral que dura poco menos de una hora. La versión lagunera fue dirigida por el actor, director y comediante Elí Montemayor, desde la compañía teatral Amargo Teatro, cuya propuesta artística es abordar "temas de impacto e interés social de una manera atractiva para el público con el fin de crear una conciencia social en el espectador".

Para Elí Montemayor, ya que la historia está situada a finales de los setenta, la idea estética de su obra era "jugar" con el concepto del "sitcom" (situation comedy o comedia situacional).

"De entrada que fuera como qué es esto, qué está pasando, por qué están bailando y cantando estos güeyes, qué está pasando aquí. La idea era jugar con la estética del sitcom, de las series que en los 70's fueron un boom. Y de ahí partir a este rollo de la estética, de todo en rosa."

La visión de Montemayor se centró en contrastar el hecho tan oscuro, el asesinato a sangre fría y la pretensión de asesinar infantes, con una estética bonita, musical, dulce y colorida; aludiendo a que normalmente a un tema complicado como este tipo violencia se le "da la vuelta" o se le "invisibiliza".

Incluso Elí confesó que, al buscar publicidad para I don't like mondays, varios medios le cerraron la puerta debido al tema que se percibe incómodo socialmente.

Dentro de las diferencias entre esta obra y la que escribió la dramaturga Aixa de la Cruz, Montemayor asegura: "Musicalizamos algunas cosas, para que se entendiera acá, pero realmente la estructura es igual, todo es exactamente igual a como la escribió".

"También como compañía siempre tratamos de respetar el trabajo de cada uno de los creativos, partiendo desde la dramaturgia, pues es el respeto al trabajo de todos".

Elí Montemayor explicó que tienen el permiso de Aixa de la Cruz y asegura que la autora está muy contenta de que su creación esté cruzando mares.

"Este proyecto lo empezamos a trabajar desde el 2020, nomás que la pandemia nos alcanzó y cortamos de tajo todo. Y justo ella venía en 2020. Nuestro plan original era estrenar en julio del 2020 y ella venía en agosto. Entonces ya estábamos trabajando para traerla".

Como consecuencia de la pandemia, se canceló tanto el estreno como la visita de Aixa. I don't like mondays en la Laguna se estrenaría hasta agosto del 2021 en la Muestra Estatal de Teatro en Coahuila.

Respecto a los personajes, el director aseguró: "Nos documentamos muchísimo sobre los personajes. Una de las cosas raras que salieron de las notas es que la niña de repente hablaba cosas en español, a pesar de ser un poco racista".

Y es que, durante la obra, destaca la transición entre español e inglés durante los diálogos, detalle que seguro elevó la dificultad para el equipo teatral.

equipo de i don't like mondays

Al preguntarle cuál era el mensaje de fondo de I don't like mondays, contestó:

"Híjole. Pues, como premisa de la compañía, no nada más en esta obra, siempre tratamos de buscar estos temas que luego damos por sentado, o que le damos la vueltesita o que no queremos hablar.

"Siempre como compañía hemos trabajado algo que se llama 'públicos específicos', trabajamos específicamente para adolescentes o grupos jóvenes. Niños también, aunque esta no sea para niños.

"Siempre tocamos temas difíciles de tratar como papás y pues tratamos de darle una ayudadita a papá y mamá, para decirles a los niños 'estas cosas pasan' y tenemos que sentarnos a hablarlo y tenemos que verlo. No podemos hacernos de la vista gorda.

"El mensaje como tal, es no podemos darle la vuelta, no podemos pasarlo por alto porque estás cosas nos alcanzan".

Finalmente, Elí Montemayor recuerda que, de hecho, esta obra ya estaba en planes cuando sucedieron los hechos trágicos del 10 de enero del 2020, donde un estudiante de primaria en el colegio Cervantes de Torreón decidió protagonizar un tiroteo en horario de clases, tomando la vida de una maestra y luego la propia, además de herir a 6 personas más.

Siendo así, I don't like mondays ya surgía como una obra necesaria dentro de un contexto donde estos actos violentos son posibles y, ojalá, puestas escena como la del jueves pasado traigan consigo una concientización importante y preventiva.

La puta que se hizo hombre

Las putas de la avenida que no quiero mencionar, por el respeto que les tengo y la confianza que ellas me tuvieron, han visto el fondo rojizo de la habitación 102 del motel cuya ubicación no escribiré tampoco, un número de veces que sí me permitieron contar: miles.

Suena a mucho, pero no lo es, dos clientes diarios en año y medio bastan para guardar el mal gusto del dueño del motel que llamaré Holiday Inn por diversión, porque así le llaman las prostitutas para sacar el sarcasmo a flote en medio de la odiosa y horrorosa vestimenta que tiene el establecimiento al que tienen que ingresar para trabajar.

Baños semi mierdosos, techos arruinados por las lluvias, camas chillonas, paredes con salitre derramado y el detestable fondo vino con tapizado de rombos amarillos que quizá alguna vez pudo verse, si es el gusto, elegantemente.

Pero no queda más que verlo, imaginárselo de fondo en su luna de miel, o en el cuarto de sus bebés o en la oficina de papá en la Ciudad de México que abandonó una de ellas hace tiempo. No queda más que, cada quien, use del pasado y construya el futuro para aliviar un presente salido de las cloacas.

Una de ellas ha decidido juntar dinero desde hace dos años; se le fue la mano un par de veces con el excesivo trabajo que se echa en la espalda, pero vale la pena, dice, vale mucho la pena si lo se quiere es cambiar de vida y ser otro.

El dinero es para hacerse una operación que en estas épocas ya es muy popular, quiere cambiarse de sexo.

A pesar de que les gusta hablar conmigo, me prohibieron etiquetar el contexto y a las personajes. Pero es en Torreón, eso me permitieron que lo dijera, y Torreón no es tan grande como para no encontrarse de vez en cuando a este peculiar grupo de prostitutas.

Se dice que en la ciudad siete de cada diez hombres han ido a al menos dos moteles de la región, y cuatro de cada diez mujeres. Si sí, con que al menos veinte personas lean este relato podrán saber de qué motel estoy hablando, y de qué putas.

Treinta mil pesos es la cantidad que una de las prostitutas se ha propuesto juntar, le faltan cinco mil.

La idea, dice, se le vino un día que uno de sus regulares le pegó una bofetada mal dada en la barbilla. El tipo no era propiamente agresivo, un Godínez escuálido que se molestó porque la mujer le metió uno de sus dedos entre las nalgas. Pensó que no le molestaría porque desde hace tiempo tiene la teoría de que le gustan los hombres.

Esta prostituta cuenta la anécdota con una comicidad innovadora, tarda aproximadamente una hora desde que explica cómo llegó el Godínez hace cinco años, muerto de la pena con sus amigos de la oficina. Le toma diez cigarros, un stand up preciosísimo. Concluye con el clímax del dedo en el culo acompañado de una epifanía desgarradora, que quiso y quiere ser hombre.

Nadie puede decidir el momento exacto en el que el cuerpo y la mente deciden que uno quiere irse a dormir en un quirófano con una vagina y despertar con un tubo entre las piernas que llamarán pene.

Le pregunté, por supuesto, que si su trabajo iba a continuar una vez que trajera una sintética masculinidad entre los muslos.

Se rio mucho, una carcajada tosca que contagia. No, me dijo, claro que no, es el punto de todo esto.

Lo demás me lo explicaron las otras tres prostitutas que me rodeaban ese, mi penúltimo día echando cigarro con ellas.

Por ser hombre es bien difícil entender lo que me quisieron decir esas mujeres que me pidieron orgullosamente llamarles putas en mis textos. La hipótesis central es que tener un pene entre las piernas, y arrancarse los pechos, para ellas, es convertirse en hombre ante los ojos que no las han visto. Esto es, diría una: "dejar Texas, por ejemplo, siendo negro y llegar a Washington despintado con cloro: blanco, blanco; y ser tratado como totalmente distinto".

El plan es sencillo, ante la vida que le ha tocado, como todos, formuló una solución propia.

“Siempre es mejor intentar hacer a un lado la soledad y la depresión que empinarte y ver cómo te extirpan en un cuarto de motel, cogida tras cogida, las ganas de tener felicidad y plenitud”, diría con un extenso aire de reflexión una de las putas.

Mi último día por allá, una de ellas me ofreció una hora gratis de servicio. Le pedí con amabilidad que lo nuestro fuera estrictamente profesional. Desde mi profesionalidad, no desde la suya. Ella entendió y cambiamos nuestros celulares para anotarnos los contactos

Recibí mensaje de ella después de dos meses. Para que el relato tomara su última vuelta fui a verlas otra vez. Faltaba una, la que ya se había hecho hombre.

Las putas habían recibido información de quien ahora llevaba el nombre de Jesús Alberto, chilango ya, según se burlan, que lleva mes y medio y tiene todo el acento capitalino.

Resulta que trabaja en un Bancomer. Jesús Alberto me dio más libertad de dar información suya. Dice que en esta nueva vida no piensa esconder nada nada.

Es altísima la mujer que me enseñó el Whatsapp penoso que le envío una noche antes Jesús, me lastimé el cuello leyendo el texto enorme de confesión que le armó a la que, en otra vida, fue su mejor amiga en Torreón.

Resulta que Jesús Alberto, con pene de plástico y cicatrices en los pechos, vestido de camisa rayada todavía y pantalón de vestir. Se encontró esa noche de fin de semana celebrando la novedad de ser hombre, con otros tres que de nacimiento fueron afortunados por su género.

Jesús Godínez tenía el humor norteño que nunca desentona en las parrandas. Los tres compañeros estaban muertos de la risa con las vulgaridades de Jesús que, viniendo de ser puta standupera, las tenía bien practicadas.

La velada avanzó sobre risas e historias personales. Se empeñaron en emborracharse bonito porque era sábado. El humor se apagó y en los tres machos de nacimiento se hinchó la necesidad de sexualizar la noche. Dedicaron las dos primeras horas de la madrugada a examinar las idas y venidas de mujeres que les daban ganas de ir al baño.

“Es tristísimo lo que estos cabrones hacen. Quedarse sentados, viendo cómo pasan las mujeres y les echan miradas de asco que les regresan cuando se dan cuenta que les ven las nalgas. No creas, mana, esto de ser hombre también es muy penoso”, leí del intenso whatsapp que me enseñó su amiga.

Los tres perdieron la consciencia, la decencia y la compostura como si se hubieran tragado todo el bar. Después, decidieron que debían ir por unas putas.

Muerta de la risa estaba la mujer altísima cuando le contesté dónde iba en la conversación. Había adaptado la misma carcajada rasposa de su amiga.

Jesús, que se había dejado una barba de muchacho adolescente, tuvo que presenciar el ridículo de dos oficinistas recién vomitados, dormitando en un par de silloncitos de antro al contorno de la table dance. El tercero le ofreció una de las mujeres, después de haber lloriqueado por falta de afecto, de ligue, de mujer, avergonzado le dijo que le invitaría una puta.

Pasó el final de la noche Jesús contándole a una prostituta chilanga lo que se sentía haber sido puta y ahora ser hombre.

Una de mis amigas salió del 102 cuando terminé de leer los mensajes. Tomé la cajetilla de pall mall que tenía en el bolsillo para fumar mientras las chavas seguían el hilo de burlas contra Jesús. Se me habían terminado los cigarros.

Ten, me dijo la que venía de trabajar. Extendí la mano derecha y con la izquierda le di cinco pesos por el cigarro.

Adivina qué, me dijo ella misma. Ya cambiaron el tapiz, ahora es un pinche paisaje playero. Prendí mi cigarrillo. ¿Y te gusta?, pregunté, mientras un gordito salía en un Sentra nuevesón del cuarto 102 y sin vergüenza veía con sus ojos hechos plato a las otras mujeres quienes todavía en el jolgorio no notaron la despedida morbosa que hizo con la lengua.

Poderes de la Unión en guerra: algo bueno saldrá

Andrés Manuel López Obrador ha tomado un México a mitad del llanto, y como todopoderoso ha prometido la sanación y el alivio. Y lo es, todopoderoso, en términos políticos por supuesto, omnipresente. Y como tal, de tal poder, se ha hecho enemigos, nadie más ni nadie menos que el ángel caído, el guerrero traicionero: la justicia.

Que no escondan debajo de su seda demagógica la realidad de guerra que los nunca benditos Poderes de la Unión están viviendo; uno al extremo del otro con la frontera legislativa al medio.

Por lo pronto, diría que el judicial ha marcado dos tiros con balas de salva que al todopoderoso, ni cosquillas.

El rechazo a la ley de remuneraciones de sueldo me parece más un autogol en la contienda. No 600 mil, ministros, pero muy cerca, lo que ganan es un montón de dinero y lo han vuelto irreductible con tal de mandar el mensaje de que no son mandaderos del Tlatoani. Me parece una jugada equivocada porque a los ojos semi abiertos del ciudadano, esto es terrible, lo que uno haría con casi 600 mil en la bolsa cada mes, Dios, qué pena pensarlo, qué abuso; tanto dinero no hace quedar bien al Poder Judicial.

Supongo que sus armas no son las personas de a pie, como sí lo es para el ejecutivo que necesita al pueblo para trabajar. No, su armamento debe estar en las leyes, y en el capital político, en sus años y en los muros legales que se han construido para proteger al PJF.

Otro disparo, fue a la caballería MORENA en Puebla, directo al fallo electoral; 4 de 7 ministros quitan el velo de la nueva gobernadora de Puebla y empoderan a la oposición del más divino de los políticos.

No duden que tenemos proclamada una guerra entre los poderes de la Unión, que la cosa se complicará el año que viene. Togas negras serán cortadas; empezando por Medina Mora. Fusilamientos mediáticos. Cadáveres políticos caerán en las cortes. Nuevos protagonistas aparecerán bajo la luz pública una vez que el Chapo suelte más la lengua.

Veremos, México será otro, eso sí, después de que los poderes se destripen, sé que nuestro país será otro.

La esperanza es como la sal, no alimenta pero da sabor al pan

Andrés Manuel López Obrador está lleno de esperanza. Virtualmente pues, al menos. En este momento está cumpliendo una semana encima del trono más poderoso de la política de México y a pesar de que la crítica no cesa todos los lunes por la mañana; observo que inclusive los opositores de hueso colorado todavía tienen la duda de qué es lo que tiene escondido el antes peje debajo de la manga.

La esperanza es como la sal, escribió Saramago, no alimenta, pero da sabor al pan. Algo incorregible que tiene todo este asunto con López es que su llegada al poder produce una variabilidad de posibilidades para el país que bien pueden ser buenas o malas.

AMLO quizá es el salvador azteca que los indígenas ortodoxos en México consideran protagonista de profecías antiguas que anuncian el rescate a éste pueblo milenario de la tenebrosidad. Puede ser que su bastón de mando de cedro rojo oaxaqueño tenga algo de carga energética espiritual y, quién sabe, le dé al presidente de México la sabiduría para no dejarse que el monstruo político-económico-mediático que hereda su puesto de toda la historia del país le condene a ser, como todos los exmandatarios, absolutamente nadie más que “otro más”.

Cualquier oposición de cara confiable como la tiene el sexagenario tabasqueño generará esperanza, aunque éste fuera un anciano corrupto, habrá esperanza, por inherencia al miedo que existe de la destrucción. México, fuera de quien sea que tenga al frente, ocultará bajo las sábanas esperanza, y debajo del colchón; la echará sembrada junto al frijol y al cacao y al maíz; y la llevará consigo, aunque no lo sepa, colgada del cuello o puesta en los bolsillos junto al suelto.

La hay, pues, es observable y es algo en lo que muy adentro el mexicano tiene acordado, “el mexicano” en su generalidad: suda la esperanza: bebe calamidades y suda esperanza.

Es un hecho, que la esperanza da sabor al pan; pero no llena. Promueve que la expectativa de un mejor país esté viva; es decir, motiva, sin duda, pero no satisface.

Critico la flexibilidad del mexicano: su orgullo de goma. En Francia tienen al país asando carros a dos cuadras de la Casa de Gobierno por un aumento del 16% de combustible. Y cuando el gobierno suspende, asustado y tentativo, el pueblo va más allá y no permite burla.

Es sencillo entender por qué Francia sí y México no cuando un francés de 75 años (amigo mío) te explica la verdadera razón por la que el ciudadano francés hace revuelta: su intocable comodidad. Y es la comodidad rígida, sólida y organizada. Ése europeo tiene el presupuesto bien calado para la semana, ni un euro más, ni uno menos: “Ni un euro menos, Macrón, o te escoltamos en chaleco amarillo a la chingada”.

Acá en México no somos así de rígidos, más blandengues; hágannos algo y el orgullo averiado no nos pesa tanto, nos agachamos; por supuesto que no hay una costumbre administrativa de concreto, y por eso se rompe, o se dobla, y se hace casi nada al respecto.

Andrés podrá llevar esperanza en sus manos, y darnos un saborcito de bonanza para el futuro; o podrá ser otro político más, en busca de poder o dinero, que es lo mismo; con los ojos abiertos veremos quién es a su tiempo. Él elegirá quién querrá ser. Pero nosotros, debemos elegir quiénes seremos. Si viviremos siempre de esperanza, o buscaremos satisfacción al fin:saciedad.

En el abismo encontré a Del Paso, y sin más que tristeza, me despido

14 de Noviembre 2018

Leí a Fernando Del Paso por primera vez sobre el sillón de mi prima en la Ciudad de México. Palinuro de México era uno de los libros que el ex novio de Pao le había regalado. Ella lo tenía sobre su escritorio todavía con la envoltura de plástico, que yo desmembré para abrirlo y conocer, por primera vez, la inigualable prosa del autor que ahora, por ser el único remedio a la vida, ha muerto, a sus 83 años: una bellísima edad para morir.

En su tiempo le escribí a Gabo también aquí, que no conocí por supuesto. Por eso ahora haré costumbre redactar otra inútiles notas hacia fallecidos artistas que sin duda no me hacen en sus recuerdos y por ende, no significo nada para ellos. Me gusta pensar que escritos como éste no van hacia él, o Gabo, sino, más bien, hacia el lector que llegue hasta aquí y que se convertirá en mi aliado, espero, para combatir la peor de las desgracias que le pueden suceder a un escritor fallecido, el olvido.

Sobre el sillón de mi prima leí a Palinuro de México, y después a Linda 67, que no me gustó tanto. Más tarde, en Torreón, por medio de la costumbre de pedir prestado, me adueñé casi un año de Noticias del Imperio, que nunca terminé.

Palinuro de México es mi favorito por una razón irreductible, la casual y bellísima prosa que Fernando del Paso Morante pinta en ese trabajo. Encuentro, muy a lectura personal, la manera en que desenvuelve las palabras, tan llano; te habla de tú y de usted con una naturalidad impecable. Este hombre fue mi prosista favorito por esta obra. Lo adoré también en Noticias del Imperio, debo decirlo, para complementar que me encanta, pues, pero Palinuro, Dios mío, arrasa cualquier candidato a mi primer lugar de novelas. Siendo muy preciso, es la manera en que habla, con muchísima pasión; no escribe por escribir, o no escribió por escribir, sino por sentir. El arte debiera de ser así, impecable, como lo fue Palinuro, y su dueño: Fernando del Paso, impecable porque no hay una sola palabra que pudiera quitarle, puso entero su corazón allí, su corazón y su loca mente que escribe con tanta solidez y tersura, no sé si adivino, pero seguro fue su obra maestra, su hija predilecta. Impecable les digo, Fernando, para mí, pues, que sin duda me sacó adelante en un tiempo en el que la falta de literatura y arte me provocaban una sensación de abismo. Muy dramática la palabra, adolescentera; pero el recuerdo pareciera eso, un precipicio al que caía por razones de independencia personal y madurez. Caía al barranco cuando llegó Palinuro y me levantó, mientras iba en el metrobús me levantó, y en el Bosque de Chapultepec me levantó, y en el metro a Universidad me levantó; su prosa, creí en su prosa, y creí en mí.

Adiós, entonces, irremediablemente, a quien admiro por siempre aún sin haberlo conocido, y ahora sabiendo que nunca lo conoceré. Lo siento, por la literatura, pero que quede dicho: es responsabilidad nuestra, o al menos yo sí me la cuelgo a los hombros, escribir como él, y mejor, y promover la literatura suya, la literatura preciosa en general, pero suya en particular por ser de las más preciosas.

Gorditas a tres por dos (Parte 1)

11 de agosto

He dejado claro a mi esposa que dejaré de comer tanto, mi barriga tiene el tamaño de una de sus pelotas de yoga. Cuando me casé con ella le prometí cuidarme, hace ya tres años que no dejo las gorditas de chicharrón todas las mañanas. Es culpa de la señora, que se pone en la esquina del trabajo, y me avienta su carita de pocas ventas; unos salvan árboles, otros dan dinero a albergues o a chicos en la calle, yo le ayudo a la señora; el otro día vi que alcanzó a comprarle un carrito a su hijo más grande para que fuera a la escuela, díganme si no soy un pan de Dios.

Empiezo escribir aquí porque Martha me dijo que parte del proceso es documentar nuestros avances en escrito, para que nos leamos a nosotros mismos en el pasado y nos mantenga la inspiración. Ay, Martita, tan bella, me casé con ella justamente porque siempre me sorprenden sus ocurrencias, siempre trae algo diferente y yo siempre ando con las ganas de hacer lo que se le ocurra; ella me cuida, me cuida mucho, qué bueno que la conocí: la adoro.

Aunque, últimamente me ve diferente; estoy al tanto de que en algún punto todos los matrimonios se aguadan, y alguna de las piezas comienza a dudar de la estructura; quizá Martha está mareando alguna duda en su cabeza. Por eso tengo que ponerme las pilas en la espalda, para bajar la barriga y tomar a mi esposa por la cadera y levantarla y que me vea desde arriba, con los brazos bien macizos y la panza aplanada y que me sonría como solía hacerlo hace un lustro.

Hoy empezaré a caminar en el bosque, daré unas dos vueltecitas; empiezo con 140 kg encima, tengo 60 kilogramos de más por mi metro ochenta. Le hablaré a la amiga de Martita, ¿Claudia?, que me haga una cita en su consultorio para que ver qué me va a recetar de comedera.

Adiós a las gorditas y adiós al gordito.

18 de agosto

La primera semana siempre es la buena y cuando uno está pasadote de peso como yo, es fácil dejar ir kilos. Ahora que ya se me fueron tres, sentí que se me iban saliendo mariposas de 100 gramos del ombligo mientras me deslizaba por el Bosque. Tremenda experiencia bajar la panza en el Bosque Venustiano Carranza, va mucha gente, me parece inspirador, hay quienes traen una cara de gloria increíble, sudados hasta las caderas, qué bárbaros. Y qué mujerones, digo, Martha es Martha, el amor de mi gorda vida; pero qué cosas ve uno corriendo por los cuatro kilómetros y medio del bosque, una modelo tras otra, híjole, te digo, que si uno necesita inspiración para ponerse buenote nada más necesita ver las formidables posaderas que circulan por la pista del Bosque, tan rápidas andan que un peso pesado como su servidor ni alcanza a servirse bien el taco de ojo; dos o tres veces di unos saltitos de más como ya en el trote con tal de apaciguar al morboso que llevo dentro.

Hoy llegué empapado a la casa, Martha me recibió con una cara de pocos amigos; no sé qué tiene, le dije que ya se fueron dos kilos y apenas si me lanzó una sonrisita. Pero bueno, son dos kilos, yo creo que no quiere que me emocione y luego me apremie con unas gorditas del güero mañana temprano.

26 de agosto

Se fueron otros dos hijos de la chingada, ahora sí creo que se me salieron por el occipucio, he andado muy gaseoso. Espero que esto haga reír a mi futuro yo, no sabía que cambiar de comidas iba a afectar tanto mi estómago, si esto se vuelve más oloroso tendré que decirle a Clara (se llamaba clara) que me cambie las verduras. Hoy dizque trotaba por afuera del bosque, por lo mismo de andar de pedorro, y que viene un montón de señoras de esas guapetonas que hacen mucho deporte atrás de mí. Yo creo por lo morboso se me llenó de repente la panza de una burbuja de vergüenza, bajé la velocidad para que pudieran pasar antes de destrozar el camino; y sí, pasaron; pensé que estaba a salvo y troné los cuetes con toda vulgaridad sin saber que todavía quedaba una, la más pesadita del grupo, iba hasta atrás y le tocó el reventón. Es posible que les haya contado a las otras. A estas alturas  de la edad ya todos deberíamos saber las vergüenzas del cuerpo.

Llegué a contarle a Martha y hace mucho que no se carcajeaba como ahorita. Sentados, me dio un abrazo con las lágrimas todavía de la risa y se me subió en las piernas para besarme. Me dijo que me veía más delgado. Creo que ya me la estoy ganando de nuevo.

Humor negro y negra realidad feminista: Antitodo, ¡show de cabaret!

En conversación con cervezas y cigarros y Elías García, de La Pizza de la Ardilla Amarilla, tuve que preguntarle ansiosamente en qué demonios pensó cuando se cuajó la mejor escena teatrística de drama lagrimal que he visto en algunos años; no diré de qué es la escena para evitar el espoileo, sólo parafrasearé al aún cachivache: lo que pasa es que yo tengo una hija, y pienso en todo lo que a ella le puede pasar, me devasta la idea.

Elías García toma el humor negro bastante bien, tanto que a veces aparecen algunos silencios del público que quizá debieran ser risas; aunque, me dice Elías, el show solía ser aún más brutal del que me tocó presenciar.

Antitodo, show de cabaret, es la encarnación de Lynna Limones, cuyo diseño en el panfleto (una mujer de pelo largo y curvas pronunciadas) realmente no tiene nada que ver con la Lynna en persona.

Lynna Limones, a su vez, es la encarnación de la sátira negrísima del feminismo en su concepción risible. Aquí es donde debo levantar la bandera de advertencia y asegurarle al lector que si su umbral de comicidad es muy pequeño, no debe, de ninguna manera, asistir a Antitodo, porque, le aseguro, terminará levantándose de su asiento y no quiero que nos tape la acrobática interpretación de vulgaridades que Elías con mohawk y vestido de flores nos brinda a diestra y siniestra (más a siniestra).

Para que se hagan a la idea, Lynna es una mujer que ha sufrido un montón, y que por su pasado se avienta unas diatribas bárbaras en contra de un mundo que le ha dejado en abandono debido a su género y a su alto atractivo. Esta sociedad en la que vivimos le ha dado la espalda, a Lynna Limones, y ella no sólo quiere contar su historia, sino, también, conmover a quienes le ven en el cabaret y dejar, finalmente un mensaje bélico ante una realidad que exige la lucha.

Y lo hace, vaya que Elías García y Lynna Limones logran dejar un mensaje con mucho éxito y, de paso, sacarte carcajadas inmorales y, además, nudos en la garganta por atinarle tanto a la realidad.

Después de embutirse dos cervezas como si fueran Yakults; Elías García me platicó que él no se considera actor, que nunca ha estudiado, propiamente, el oficio o la carrera de la actuación. Yo le insistí que sí, que el actor es el que actúa y bueno, después de ver a Elías sacarse de la manga improvisaciones hilarantes, tocar ambos la guitarra y el ukelele, aunque no sea un instrumento de verdad (chiste privado, tendrías que ir a ver Antitodo), y recitar un hip hop talentosísimo con los poemas de Jorge Luis Borges y algunos propios del comediante; yo podría decir que sí, aunque me maldigan los que sí han estudiado; yo diría que sí, que Elías es un actor, comediante y creador muy bueno.

Lo mejor de todo es que para desmentirme tendrías que ver el show de cabaret en el foro de la Ardilla Amarilla o en cualquier otro foro que se presentase para observar cómo el artista se para frente a ti una hora y juega con ambas tu percepción moral del feminismo y tus sentimientos respecto al movimiento.

Hay que saber, antes de hacerse alusiones equivocadas, que Elías no es un troll sátiro con síndrome de Tourette que busca desacreditar un movimiento de equidad de género; al contrario, como él mismo dijo, el tema es algo que le duele, la sociedad padece de machismo y él lo sabe y, si entendí bien, el padre de familia usa la comedia para demostrarlo, para declararse en contra de las injusticias y conseguir, a su forma, una consciencia social.

Para más información sobre futuras funciones, pregunten en Pizza de la Ardilla Amarilla.